26 agosto 2006
19 agosto 2006
Salía de la casa
aún de noche,
para oír tu voz
en la distancia.
Oler en mi cerebro
tú aroma de agua fresca,
sentir en mi cabeza
tu mirada.
Poner mi pensamiento
en tu consenso,
sentir su evolución
con tu palabra.
Las noches se acortaron
eternas las mañanas,
te conseguía al ángelus
o una hora atrasada.
Con un hola, adiós,
mi alma, asolada,
lloros duelos
duele
tu voz ya no me canta
solo queda,
el silencio,
la soledad del alma.
El suicidio en vida.
La falta de ilusión
de la esperanza.