28 enero 2006


Desde la soledad,

Oigo el viento

en los senderos de mi alma,

dulce lamento

que no aparta los anhelos

que yo siento.

Los revuelve, volviéndolos

estiletes ciegos

que me atraviesan, me hieren

generando un dolor necio,

no por eso menos cierto;

que me zarandea el alma

me descompone. Me muere.

Poesía Discursiva:
del poemario “buscando mi voz”